Eres una mujer de acción. Tu esencia es el movimiento y es lo que te motiva.
Te entusiasma conocerte. Últimamente estás trabajando mucho en ti, en descubrirte y entenderte. Sin embargo, no conectas como te gustaría con tu hijo adolescente.
Demasiadas cosas te tienen confundida. A veces sientes que se ha convertido en un desconocido. Y en el momento en el que estamos viviendo, sin poder salir o relacionarse con sus compañeros, todavía más.
Siempre conectado a las pantallas, sin hacer nada… ¡Ya no sabes cómo actuar!
No haces más que repetirle lo que no te gusta: que podría moverse más, comer mejor, esforzarse más, comunicarse más y mejor con la familia...
Crees que esta actitud le va a pasar factura en el futuro. Sin embargo, tu hijo no lo ve así. Dice que te equivocas y que eres tú la que no le entiende. Lo alejas cada vez más de ti, justo lo contrario de lo que querías. Eso te frustra, te entristece y te da rabia. Quizá, también un poco de miedo.
El tema del móvil es algo que te desespera. No te gusta que le dedique tanto tiempo, pero entiendes que hoy en día es su forma de comunicarse e incluso su herramienta de trabajo. Conclusión… ¡Ya no sabes ni cómo actuar!
Al principio pensabas que el confinamiento sería unos días, pero ahora ya es una nueva realidad. ¡Lo que faltaba! Si ya era difícil educar adolescentes, ahora es aún peor.
